Gareth A. Hopkins, The Intercostal Batman (2012). Instalación en cartón y papel. Exposición en el Old Barclay´s Building, Chelmsford, Essex, UK.
- Desde el colectivo que lleva a cabo el proyecto The Intercostal le pidieron a Hopkins que colaborara, y éste decidió construir la figura de un Batman y montarlo sobre la muestra prexistente. El efecto es curioso, ya que en principio podría interpretarse como gestos opuestos y contrarios, entre la experimentación de un lenguaje y su reverso industrial y mercantil. Sin embargo, el Batman adquiere densidad gracias a esos fragmentos que aparecen como las esquirlas intencionadas de la explosión de un medio que busca otras formas, otros límites.
- El puño implicó una solución formal – que Hopkins adjudica a su esposa -, donde los espacios en blanco o vacíos fueran ocupados por esos paneles intercostales. Es una buena manera de entender las posibilidades de lo pop: también ahí hay un arma en potencia, una ofensiva montada sobre una experiencia estética heredada, transmitida, comercializada pero que no tiene por qué limitar nuestra sensibilidad a los términos del mercado. Es decir, hacer(nos) con todo ese corpus de la cultura de masas como coraza y constructo de sentido para confrontar la alienación capitalista. Nadie es Batman, ni lo será; todos somos en algún punto explotados, precarizados, proletarizados. Se trata de reformular los paradigmas de la resistencia, de ser posible desde el goce y la alegría, del entre-tenernos.
- Los paneles intercostales juegan subvirtiendo la imagen del mundo que nos muestra el capital, según la fórmula de Debord, presentando unido lo que está dividido; dividido lo que está unido. En ese sentido la historieta no deja de ser una fuerza sumamente interesante, producida desde la industria pero desafiando las miradas y las lecturas, con la flexibilidad de un producto de consumo. Toda herramienta es un arma si se la sabe utilizar. Como ese puño de cartón azul, listo para surgir de entre las grietas.